12. Empodérate a través del lenguaje (Parte 3)


Bienvenido al blog “Resiliencia: Herramientas para superar la adversidad”, que está diseñado para tu desarrollo personal y profesional. Te ayudaré a que puedas salir transformado, empoderado y enriquecido ante situaciones adversas. Así que, si has pasado, estás pasando o vas a pasar por algún tipo de adversidad y quieres desarrollar tus recursos personales, este es tu blog.

Esta es la tercera parte de cómo empoderarte con un lenguaje responsable. En los post anteriores reforzamos la idea de que el lenguaje no es inocente y puede darte o quitarte poder en el sentido de que puede abrirte o cerrarte posibilidades de acción. También afirmamos que un lenguaje empoderado incrementa tu resiliencia.

Otro de los criterios para tener un lenguaje empoderado es que las opciones estén valoradas, es decir, reconocer la existencia de las más importantes opciones perceptuales y conductuales, sean potenciales o reales (Brenson-Sarmiento).

Según este criterio, hay tres formas de desempoderarnos (encasillar, pontificar y usando la conjunción pero):

Encasillar: es limitar o descalificar el número o la importancia de las opciones reales que existen, mediante estructuras lingüísticas exageradas que convierten las dificultades en imposibilidades, las acciones voluntarias en obligaciones o varias opciones en sólo pocas.

D: No puedo hablar contigo ahora (no es una incapacidad inherente)
E: Prefiero no comprometerme a hacerlo ahora

D: Tengo que ver a Juan a las 3 (no es una obligación inmutable)
E: Voy a ver a Juan a las 3 / Quiero ver a Juan a las 3

D: Hay que llamar antes de salir (no es un deber absoluto)
E: Creo conveniente llamar antes de salir

D: No hubo manera de terminar el trabajo (Que la hay, la hay)
E: No me organicé bien para poder terminar el trabajo

D: Me toca quedarme con mi hermana (es autor de un compromiso y no una víctima de él)
E: Me comprometí a quedarme con mi hermana / He permitido quedarme con mi hermana

D: Es imposible hablar con el gerente (puede ser difícil, pero no imposible)
E: El gerente no está dispuesto a darnos una cita / Es difícil para mí hablar con el gerente

Cuando veas que usas esta forma de desempoderarte pregúntate:
¿Qué opciones no estás considerando?
¿Tienes que? o ¿Quieres hacerlo?
¿No puedes? o ¿No te comprometes a hacerlo ahora?
¿Es imposible o no quieres hacerlo de verdad?

Otra forma de desempoderarnos es pontificando. Pontificar: es afirmar ser el poseedor de una verdad absoluta o el conocedor de los pensamientos, sentimiento o intenciones de los demás.

D: Yo sé lo que él quiere
E: Creo saber lo que él quiere

D: Ya sé lo que me va a decir
E: Me imagino lo que me va a decir cuando se entere

D: Lo correcto es que… / Lo que tú tienes que hacer es…
E: (Lo correcto para mí no tiene que ser lo correcto para ti)

D: Mi jefe es así
E: (Hay múltiples matices de ver las cosas). Yo veo a mi jefe como….

Cada vez que se usa: Yo se que…, Ya sé lo que me va a decir o hacer, lo correcto es…, X es así, reduces otras posibilidades reales, limitas la forma de ver de realidad y te quitas posibilidades de acción.

Cuando uses esta forma de desempoderarte pregúntate:
¿Estás completamente seguro de lo que piensa y siente el otro?
¿Existe una sola realidad o hay múltiples formas de ver la misma?
¿Lo correcto para ti es también lo correcto para los demás?

Conjunción “pero”: es una forma de quitarnos opciones de acción


D: Quiero vender más caro pero la competencia es muy dura (La conjunción pero tiene el efecto de negar lo anteriormente afirmado)
E: Quiero vender más a pesar de la competencia dura

D: Sé que me equivoqué de fecha pero no me colaboraron los de producción (el pero descalifica el reconocimiento de la equivocación)
E: Sé que me equivoqué de fecha, a la vez necesito más apoyo de producción

Cuando dices “Yo querría dejar de fumar, pero…”, no estás haciendo una declaración de intenciones, sino más bien una disculpa de por qué no fumas.

Se consciente que al usar la conjunción “pero” puedes estar disculpándote, justificándote o quitándote opciones de acción.

Tal como he venido diciendo en los dos post anteriores, recuerda que la mejor forma para aprender a usar un lenguaje empoderado es corregirte en el mismo momento de darte cuenta de que usas un lenguaje desempoderado. ¿Cómo? Dejando de  hablar en ese instante y reformulando lo que quieres decir con estructuras empoderadas, hasta hacerlo de forma habitual.

El lenguaje no es inocente, se poderoso y resiliente haciendo un buen uso del mismo.

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